miércoles, 26 de mayo de 2010

Algo de contexto para el "Proyecto" y La interpretación de los sueños

Como planteé en la primera reunión, mi principal preocupación era cómo funcionaría un grupo constituido a la vez por analistas y no analistas. Por otra parte esta composición corresponde a un deseo muy arraigado en mí de evitar que los analistas sólo dialoguemos entre nosotros, lo cual me parece que puede llevar peligrosamente a una estructura de secta. Respecto a mi preocupación originaria diría que estás primeras reuniones me han alentado mucho, creo que las intervenciones de los no analistas han enriquecido el diálogo trayéndonos puntos de vista que los analistas, por estar tomados en un discurso, inevitablemente, perdemos. ¡Espero que la experiencia esté siendo enriquecedora para todos!
Como en esta vuelta por el tema de los principios nos estamos metiendo con cuestiones bastante específicas del psicoanálisis, que podrían parecer (aunque de ningún modo lo son) un tanto áridas, y que seguramente son en su formulación bastante abstractas (no así en su fundamento) quisiera, particularmente en beneficio de Martha, Vanesa y Ariel, contextuar en particular dos textos de los cuales tomamos pequeños fragmentos, que son el Proyecto de una psicología [para neurólogos] y el capítulo VII de La interpretación de los sueños.
Este último libro, que fue publicado en 1899 pero que significativamente lleva como fecha de publicación 1900, se considera el texto fundante del psicoanálisis. ¿Por qué? De ningún modo es el primer texto en el que Freud va metiéndose en las cuestiones de la teoría y la práctica de lo que a la larga va a ser el psicoanálisis, está presidido de hecho por unos cuantos textos sobre histeria, neurosis obsesiva, fobia que Freud viene publicando desde 1893. En 1895 ya había publicado un libro muy importante y que marcaría época, los Estudios sobre la histeria, publicados en colaboración con su mentor y benefactor Josef Breuer.
Pero entre los Estudios sobre la histeria y La interpretación de los sueños median hitos absolutamente claves del recorrido freudiano que sentarán las bases de lo que conocemos específicamente como psicoanálisis: la muerte de Jacob Freud, el padre de Freud, el fracaso de la teoría de la seducción y el autoanálisis de Freud. Vamos por partes:
1) La muerte del padre de Freud: ¿por qué le doy un lugar en el desarrollo de la teoría psicoanalítica, cuando podría parece un hecho ligado solamente a la vida privada de Freud? Por lo que Freud mismo dice en el prólogo a la segunda edición, de 1908, de La interpretación de los sueños: "Es que para mí el libro posee otro significado, subjetivo, que sólo después de terminarlo pude comprender. Advertí que era parte de mi autoanálisis, que era mi reacción frente a la muerte de mi padre, vale decir frente al acontecimiento más significativo y la pérdida más terrible en la vida de un hombre". ¿Por qué Freud dice tan taxativamente que la muerte del padre es “el al acontecimiento más significativo y la pérdida más terrible en la vida de un hombre”? Si estamos hablando de la muerte del papá, me consta que de ningún modo esto es siempre así. Mi lectura es que Freud se refiere a la caída de la función estructural del garante, función que muchas veces (pero no siempre) está encarnada por la persona del padre. Según mi lectura, entonces, la redacción de La interpretación de los sueños coincide con la irrupción, en la real, de la muerte de quien encarnaba para Freud la función del garante, es un intento de hacer un duelo (una elaboración) por esa pérdida.
2) El fracaso de la teoría de la seducción: otro momento crítico y de caída de supuestas garantías. Todo el edificio que Freud venía construyendo acerca de la etiología de la histeria se derrumba, momento de extrema angustia para Freud en el cual lo único que queda en pie es la interpretación de los sueños (ver la famosísima carta a Fließ del 7 de julio de 1897). Pero será el abandono (no absoluto) de la teoría de la seducción, de la teoría del abuso sexual infantil, tal vez diríamos hoy en día, que lleva al descubrimiento de la sexualidad infantil…. En fin, ¡todo un tema!, de la sexualidad infantil hace rato que se sabía, pero si es sostenible decir que lleva al descubrimiento de las fantasías edípicas, que de eso sí nada antes del advenimiento del psicoanálisis. Y con el acento en la fantasía como escenario privilegiado del deseo ya estamos en pleno terreno psicoanalítico. Además de que algunos conceptos que introduce el psicoanálisis en relación a la sexualidad, particularmente en su relación con el objeto y con las identificaciones, pueden llevar desterrar radicalmente toda idea de la sexualidad como hecho de la naturaleza. Y digo pueden llevar porque de hecho la teoría psicoanalítica fue en este punto bastante ambigua.
3) El autoanálisis de Freud: según Ernst Jones el logro más grande en la vida de Freud. No me atrevo a decir mucho al respecto porque este asunto del autoanálisis de Freud me sigue pareciendo algo muy misterioso y estoy lleno de preguntas al respecto. Estoy seguro de dos cosas: que es un hecho crucial en la historia del psicoanálisis y que ese análisis llegó hasta cierto punto, que no terminó con la neurosis obsesiva de Freud, hecho grávido de consecuencias para el desarrollo de la teoría psicoanalítica. De hecho no sólo La interpretación de los sueños es resultado, en parte, del autoanálisis de Freud, sino que es el documento más exhaustivo que tenemos sobre el mismo, siendo un testimonio tan especial en el cual el autor es a la vez soñante, intérprete y teórico. El “autoanálisis”, como todo análisis, fue en transferencia, para el caso con un otorrinolaringólogo de Berlín que aspiraba a construir grandes síntesis teóricas a partir de la biología y la matemática, Wilhelm Fließ.
Freud había descubierto en los sueños, según su propia expresión, la vía regia que conducía a lo inconsciente, y, para su gran sorpresa, se va dando cuenta que la elaboración del sueño responde a modos de funcionamiento del psiquismo iguales que aquellos que se encuentran en el fundamento de la formación del síntoma histérico. Pero el sueño no es un síntoma, es decir, para los parámetros de la época, no supone ninguna patología, es un fenómeno de la vida psíquica “normal”. Esto era muy importante para Freud, porque le permitía alcanzar una meta soñada desde su infancia a la que se acercaba por la vía de la medicina. Él llama a la meta la filosofía, pero lo dice refiriéndose a lo que nosotros llamaríamos la psicología. Su gran ambición era ofrecer una teoría que a partir de los fenómenos patológicos le permitiera formular una teoría psicológica que no se limitara a la enfermedad, plantear una teoría de lo que él llamaría el “aparato psíquico”. Habría que entender “aparato” en este contexto en el sentido de una cosa compuesta en distintas partes, ya que lo que su experiencia le enseña es que en el psiquismo hay partes en conflicto, que el psiquismo no puede ser reducido a una unidad.
Y la primera gran formulación publicada de esta teoría del aparato psíquico se halla en el último capítulo, el VII, de La interpretación de los sueños. En este capítulo, partiendo de lo que se puede aprender a partir de los sueños, traza el esquema del aparato anímico y de los principios en los que se funda.
Y hasta 1950 en general se creía que esta era la primera formulación. Casi todo el mundo lo creía. El pequeño grupo de los más allegados al maestro, empezando por su hija y ejecutora testamentaria Anna, sabían que la princesa Marie Bonaparte de Grecia, analizante y alumna dilecta de Freud, había comprado, en 1936, dos años antes de la muerte del maestro, las cartas y manuscritos que Freud había mandado entre 1887 y 1902 (creo que las pocas pero muy significativas cartas de 1904 provienen de otra fuente) a su amigo y depositario de su transferencia, Wilhelm Fließ. En 1950 Anna Freud junto con Ernst Kris publican una versión expurgada de la correspondencia y los manuscritos científicos (borradores con ideas en curso de elaboración) que Freud había envidado a Fließ. Entre esos manuscritos se encuentra el otro texto del que vamos a leer algunas partecitas, el Proyecto de una psicología. Y este proyecto es un primer intento, abortado finalmente, de realizar la síntesis que finalmente logra en el capítulo VII de La interpretación de los sueños. Primer intento que, creo yo, especialmente por la transferencia con Fließ, aunque también por el origen de Freud en la neurología (el no era psiquiatra, era neurólogo), está planteado en términos de aparato neuronal (Freud como neurólogo había hecho aportes a la muy en ese entonces reciente teoría neuronal) y no, como el capítulo VII, en términos psicológicos. Lo interesante es que en este escrito además de muchas ideas que prefiguran los planteos de Freud en La interpretación de los sueños hay otras que anticipan planteos que Freud recién retomará en 1920, cuando en Más allá del principio del placer cuestione algunos de los fundamentos del edificio conceptual del psicoanálisis.