lunes, 13 de diciembre de 2010

Deleuze y Guattari sobre el deseo


Si el deseo se reprime, no es porque sea deseo por la madre y de la muerte de la muerte del padre; al contrario, no se convierte en tales deseos más que porque está reprimido. (...) Si el deseo es reprimido, es porque toda posición de deseo, por pequeña que sea, tiene con qué cuestionar el orden establecido de una sociedad: no es que el deseo sea a-social, al contrario. Pero es perturbador, no hay máquina deseante que pueda ser instalada sin hacer saltar sectores sociales enteros. (...) ninguna sociedad puede soportar un planteo de deseo verdadero sin que sus estructuras de explotación, de servidumbre y de jerarquía se vean comprometidas.
Gilles Deleuze y Felix Guattari, El antiedipo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

el psicoanalista lector: MICHEL FOUCAULT. "El coraje de la verdad"

el psicoanalista lector: MICHEL FOUCAULT. "El coraje de la verdad": "El gobierno de sí y de los otros II. Curso en el Collège de France (1983-1944) El curso El coraje de la verdad es el último que Michel Fouc..."

Presuntamente

"La acción obsesiva es presuntamente una defensa frente a la acción prohibida; pero preferiríamos decir que en verdad es la repetición de lo prohibido"
Sigmund Freud, Tótem y Tabú, 1913.

Poetas

"Otra costumbre de la tribu son los poetas. A un hombre se le ocurre ordenar seis o siete palabras, por lo general enigmáticas. No puede contenerse y las dice a gritos, de pie, en el centro de un círculo que forman, tendidos en la tierra, los hechiceros y la plebe. Si el poema no excita, no pasa nada; si las palabras del poeta los sobrecogen, todos se apartan de él, en silencio, bajo el mandato de un horror sagrado (under a holy dread). Sienten que lo ha tocado el espíritu; nadie hablará con él ni lo mirará, ni siquiera su madre. Ya no es un hombre sino un dios y cualquiéra puede matarlo. El poeta, si puede, busca refugio en los arenales del Norte."
Jorge Luis Borges, El informe de Brodie, 1970

Silueta




Prestemos atención a cuales son los tabúes que Freud considera en el segundo capítulo de Totem y Tabú: el trato dispensado a los enemigos, el tabú de los gobernantes y el de los muertos. En la serie misma, antes aún de entrar en el detalle, ¿no se dibuja ya algo, como una silueta de lo que trabajará exhaustivamente en el último capítulo?

Der Doppelgänger - El doble





Una de las más estremecedoras canciones de Schubert, con texto de Heinrich Heine, un poeta muy caro a Freud. Va el texto en alemán y una traducción al castellano. El arreglo musical de esta versión, obviamente, no es de Schubert.

Der Doppelgänger (Heinrich Heine)

Still ist Nacht, es rahen die Gassen,
In diesem Hause wohnte mein Schatz;
Sie hat schon längst die Stadt verlassen,
Doch steht noch das Haus auf demselben platz.

Da steh auch ein Mensch und starrt un die
Höhe,
Und ringt die Hände vor Schmerzensgewalt;
Mir graust es, wenn ich sein Antlutz sehe-
Der Mond zeigt mir meine eigne Gestalt.
Du Doppelgänger, du bleicher Geselle!
Was äffst du nach mein Liebsleid,
Das mich gequält auf dieser Stelle
So manche Nach, in alter Zeir?



El Doble

La noche es silenciosa, reposan las calles,
En esta casa vivía mi amor.
Ella abandono hace tiempo la ciudad.
Mas la casa permanece en el mismo lugar.


También hay allí un hombre que levanta la mirada
Y retuerce sus manos, angustiado;
Me horrorizo al ver su rostro:
La luna me muestra mi propia faz.
Tú, mi doble, tú, pálido camarada,
¿por qué remedas las penas de amor
Que en este sitio padecí
Tantas noches, en otro tiempo?

martes, 9 de noviembre de 2010

Iglesia

(...) el pastorado comienza con un proceso que es absolutamente único en la historia y del que no se encuentra ningún ejemplo en ninguna otra civilización: un proceso por el cual una religión, una comunidad religiosa, se constituyó como Iglesia, es decir, como una institución con pretensiones de gobierno de los hombres en su vida cotidiana, so pretexto de conducirlos a la vida eterna en el otro mundo, y esto a escala no sólo de un grupo definido, no sólo de una ciudad o un Estado, sino de la humanidad en su conjunto.
(...) Hubo revoluciones antifeudales; jamás hubo una revolución antipastoral. El pastorado no experimentó aún un proceso de revolución profunda que pueda ponerlo definitivamente al margen de la historia.
Michel Foucault
Seminario Seguridad, territorio, población, clase del 15 de febrero de 1978.

domingo, 31 de octubre de 2010



"La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso. Entre los Inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que no esté perdida entre infatigables espejos. Nada puede ocurrir una sola vez, nada es preciosamente precario. Lo elegíaco, lo grave y lo ceremonial, no rigen para los Inmortales".

Jorge Luis Borges, extraído del cuento El inmortal, del libro El Aleph.



jueves, 28 de octubre de 2010

Wilde 1981 con Bataille 1979

Cada impulso que nos esforzamos por sofocar ronda nuestra mente y nos envenena.


El cuerpo peca una vez, y se satisface con su pecado, porque la acción es un modo de purificación. Nada queda entonces sino el recuerdo del placer, o el lujo de un remordimiento. La única forma de liberarse de una tentación es rendirse a ella. Resístete, y tu alma efermará por el deseo por el cual sus monstruosas leyes la han hecho monstruosa e ilegal. El retrato de D.G. O. Wilde.
 
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Si llega a faltar la posibilidad de la trasgresión, surge entonces la profanación.  La vía de la degradación, en la que el erotismo es arrojado al vertedero, es preferible a la neutralidad que tendria una actividad sexual conforme a la razón, que ya no desgarrase nada.
 
Dos cosas son inevitables: no podemos evitar morir, y no podemos evitar tampoco "salir de los límites".  Morir y salir de los límites son por lo demás una única cosa.
 
Y siempre buscamos el modo de engañarnos, nos esforzamos en acceder a la perspectiva de la continuidad que supone el límite franqueado, sin salir de los límites de la vida discontinua.  Queremos acceder al más allá sin tomar una decisión, manteniéndonos prudentemente en el más aca.
 
En el momento de dar el paso, el deseo nos arroja fuera de nosotros; ya no podemos más, y el movimiento que nos lleva exigiría que nos quebrásemos.  Pero, puesto que el objeto de deseo nos desborda, nos liga a la vida desbordada por el deseo. ¡Qué dulce es quedarse en el deseo de exceder, sin llegar hasta el extremo, sin dar el paso¡ ¡Qué dulce es quedarse largamente ante el objeto de deseo, manteniéndonos en vida en el deseo, en lugar de morir yendo hasta el extremo, cediendo ese objeto que nos quema es imposible.  Una de dos: o bien el deseo nos consumirá, o bien su objeto dejará de quemarnos......¡Pero antes la muerte del deseo que nuestra propia muerte¡
 

lunes, 4 de octubre de 2010

Al principio eros

Sabemos que el dominio de Eros va infinitamente más lejos que ningún campo que pueda ser cubierto por el Bien. Sem.8 La transferencia


Capítulo I.  El erotismo en la experiencia interior

El erotismo es lo que en la conciencia del hombre pone en cuestión el ser.

El erotismo, es un desequilibrio en el cual el ser se cuestiona a sí mismo, conscientemente.  En cierto sentido, el ser se pierde objetivamente, pero entonces el sujeto se identifica con el objeto que se pierde.  Si hace falta, puedo decir que, en el erotismo, YO ME PIERDO. Sin duda no es está una situación privilegiada.  Pero la pérdida voluntaria implica en el erotismo es flagrante: nadie puede dudar de ella.

....Llega un momento, sin duda precario, en que, con la ayuda de la suerte, ya no debemos esperar la dicisión de otro (en forma de un dogma) antes de adquirir la experiencia que queremos.  Hasta el momento podemos comunicar libremente el resultado de esa experiencia.


...En el plano del erotismo, las modificaciones del propio cuerpo.

..Sin experiencia, no podriamos hablar de erotismo, ni de religión [ni de psicoanálisis]

La experiencia interior del erotismo de quien la realiza una sensibilidad no menos a la angustia que funda lo prohibido, que al deseo que lleva a infringir la prohibición.  Esta es la sensibilidad religiosa, que vincula siempre estrechamente el deseo con el pavor, el placer intenso con la angustia...

"la experiencia interior del hombre se da en el instante en que rompiendo la crisálida, toma conciencia de desgarrarse él mismo, y no la resistencia que se le opondría de afuera. La superación de la conciencia objetiva, limitada por las paredes de la crisálida, está vinculada a esa transformación".

martes, 14 de septiembre de 2010

Cazador o presa


¿Qué preferís ser, cazador o presa? En el terreno de la caza la respuesta parece obvia (¿es obvia?), pero si nos adentramos en el campo del erotismo ya las cosas no son tan obvias. No sólo que es posible desear ser la presa, sino que incluso es posible que sea el lugar en el cual más se goza. Así al menos dicen que opinaba Tiresias.

jueves, 2 de septiembre de 2010

La potencia de un texto

El espíritu humano está expuesto a los requerimientos más sorprendentes. 
Constantemente se dá miedo a mismo.
Sus movimientos eróticos lo aterrorizan.

....No pienso que el hombre tenga la más mínima posibilidad de arrojar un poco de luz ..... sin dominar antes lo que le aterroriza.

No se trata de que haya que esperar un mundo en el cual ya no quedaría razones para el terror, un mundo en el cual el erotismo y la muerte ...

¿De qué se trata?

Se trata de que el hombre sí....
puede superar lo que lo espanta,
puede mirarlo de frente.

Si paga este precio,
no le afecta ya la falta de reconocimiento de sí mismo que hasta aquí,
lo ha definido.

Prólogo, G. Bataille.


El ser, las más de las veces, parece dado al hombre fuera de los movimientos de la pasión.  Diré, por el contrario que jamás debemos representarnos al ser fuera de esos movimientos. [pag. 16] el erotismo

El terreno del erotismo es esencialmente el terreno de la violencia, de la violación. [pag. 21]

Lo mas violento para nosotros es la muerte, la cual, nos arranca de la obstinación de ver durar el ser.

Toda la operación del erotismo tiene como fin alcanzar al ser en lo más íntimo, hasta el punto del desfallecimiento.

Toda la operación erótica tiene como principio una destrucción de la estructura de ser cerrado que es, en su estado normal, cada uno de los participantes en juego. [22]

Se trata de introducir, en el interior de un mundo fundado sobre la discontinuidad,  toda la continuidad de la que este mundo es capaz. [23] [no sería como un fin de análisis dicho al estilo Bataille?]

El erotismo de los cuerpos tiene de todas maneras algo pesado, algo siniestro.

Continuara............


PD: sólo para recordar el punto de partida.....

Cosechando recortes

Hoy en día, para hacernos entender, deberíamos decir que la aportación de Freud consistió en que el motor esencial del progreso humano, el motor de lo patético, de lo conflictivo, de lo fecundo, de lo creador en la vida humana, es la lujuria. Y ya al cabo de diez años ahí estaba Jung, explicando que la libido eran los intereses psíquicos. No, la libido es la libido sexual. Cuando hablo de la libido, hablo de la libido sexual. Seminario 2. Clase 6. J.Lacan

lunes, 30 de agosto de 2010

Foucault sobre el placer y el deseo

Esquemáticamente diría que la medicina y el psicoanálisis han aprovechado ampliamente esa noción de deseo, precisamente como una especie de herramienta, como un esquema de inteligibilidad para calibrar un placer sexual en términos de normalidad: "Dime cuál es tu deseo y te diré quién eres, te diré si estás enfermo o no, te diré si eres normal o no, y entonces podré aprobar o no tu placer". Es bastante claro, me parece, en el psicoanálisis. Y en todo caso, si se hace la historia misma de la noción de deseo desde la concupiscencia cristiana pasando por el instinto sexual de los años 1840 hasta la noción freudiana y postfreudiana de deseo, creo que se veria bastante bien cómo funciona esta noción. El deseo no es un suceso sino un rasgo permanente del sujeto: provee la base sobre la cual se deposita todo el armazón médico-psicológico.
Ahora, me parece que utilizando la palabra "placer", que en el límite no quiere decir nada, que está todavìa bastante vacía de contenido y virgen de utilización posible, no tomando al placer por ninguna otra cosa que, finalmente, un acontecimiento, un acontecimiento que se produce fuera del sujeto, o en el límite del sujeto, o entre dos sujetos, en ese algo que no es ni del cuerpo ni del alma, ¿no tenemos allí, si intentamos reflexionar un poco sobre esta noción de placer, un medio de evitar toda la armadura psicológica y médica que la noción tradicional del deseo lleva consigo?


Michel Foucaualt, La gaya ciencia.

jueves, 26 de agosto de 2010

Algunos apuntes sobre la relación Bataille y Lacan.

Algunos apuntes sobre la relación Bataille y Lacan.


.de Las Nenas De Lacan, el El Martes, 12 de enero de 2010 a las 15:16.Conflicto de filiaciones

Lacan tuvo cuatro hijos. Caroline (1936), Thibaut (1938) y Sibylle (1940) con Marie-Louise Malou Blondin; y Judith (1941), con Sylvia Maklés. En 1940, dos mujeres, simultáneamente, quedaron embarazadas de Lacan. Sibylle ?la hija de Lacan con Malou Blondin? nació pocos meses antes que Judith Sophie, la hija de Lacan con Sylvia que fue registrada en la alcaldía de Antibes el 3 de julio de 1941 bajo el nombre de Judith Bataille, pues su madre aún estaba casada con Georges Bataille.


Judith, impedida de usar el Lacan (la ley francesa prohíbe reconocer a un hijo nacido de otra mujer) llevó, así, el nombre de un padre que no era el suyo. El apellido judío de la madre, Maklés, hubiera sido un trastorno durante el antisemitismo militante.



Lacan mantuvo separadas a sus dos familias de manera tal que Caroline, Thibaut y Sibylle ignoraron durante muchos años la existencia de Judith, su media hermana. A pesar de usar su apellido, ni Caroline ni Sibylle fueron sus preferidas sino Judith. Era con ésta con quien Lacan convivía y revivía ante los ojos de quien quisiera verlo, un idilio intenso y, tal vez edípico, explica el investigador Juan Carlos Volnovich



En 1953, cuando Lacan se casó con Sylvia, inició un lío legal y un conflicto de filiaciones. Sylvia se cambió el apellido Bataille y pasó a ser Sylvia Lacan. Judith, que conservó su nombre Judith Bataille y se convirtió en la hijastra de quién en realidad era su padre y pasó a ser media hermana de la nueva hija de Bataille, Julie, a quien no la unía ningún lazo de sangre.



Cuenta Elizabeth Roudinesco que Lacan tenía verdadera adoración por Judith y que sufría por no haberle dado su apellido. Le consagró, sí, un amor exclusivo mientras, embelesado, la miraba crecer. Desde muy pequeña, Lacan la integró al núcleo de intelectuales que lo frecuentaban y la incorporó al círculo de sus discípulos. Judith, por su parte, correspondió arrobada a ese amor. ''Vivía encandilada por ese dios de una generosidad sin fisuras hacia ella, rindiéndole culto al héroe que valientemente triunfaba sobre sus adversarios, siempre expuesto a ser traicionado por sus alumnos", dice Volnovich.



En 1962, después de la muerte de Georges Bataille, Lacan gestionó ante la justicia el cambio de apellido de Judith. Y lo consiguió ?Judith Bataille pasó a ser Judith Lacan? el mismo día en que pronunció su discurso sobre ''La excomunión''. Es decir, el día que renunció a la Asociación Internacional de Psicoanálisis con su alocución conocida como el último seminario ''Los nombres del padre''. Lacan pudo ponerle su apellido a su hija y fundar la Escuela Freudiana de París. Mientras aquél dictaba su seminario, Judith conoció entre el público a un joven de 19 años: Jacques Alain Miller. En 1980 Lacan nombró a Judith en su testamento como heredera universal de toda su obra, restringiendo los derechos de sus otros descendientes. Su yerno Miller fue designado albacea con plena libertad sobre la edición de los textos de Lacan y control jurídico, financiero y teórico sobre el patrimonio de uno de los pensadores más importantes del siglo XX.


Fuente: http://paboni.obolog.com/apuntes-relacion-bataille-lacan-214023

PD: Voy a terminar pensando que sólo pasan cosas interesante en psicoanalisis si hay un padre ilegítimo de por medio.

domingo, 22 de agosto de 2010

El cielo estrellado y la ley moral


Una frase de Immanuel Kant (1724-1804) que puede iluminar algunos comentarios de Lacan en la clase Placer y realidad del Seminario de la Ética:
“Dos cosas colman el ánimo con una admiración y una veneración siempre renovadas y crecientes, cuanto más frecuente y continuadamente reflexionamos sobre ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí. Ambas cosas no debo buscarlas ni limitarme a conjeturarlas, como si estuvieran ocultas entre tinieblas o tan en lontananza que se hallaran fuera de mi horizonte; yo las veo ante mí y las relaciono inmediatamente con la consciencia de mi existir.”

Ética aristotélica



Por supuesto que lo ideal sería que todos pudiéramos seguir el consejo de Lacan y leer, releer incluso, la Ética a Nicómaco. Pero dado que no contamos con mecenas ni con una beca de la fundación Rockefeller, me parece que aunque más no sea leer algo mínimo puede ayudar a orientarse con la el seminario que estamos viendo. Aquí va entonces, tomado de Wikipedia, un panorama muy resumido sobre las principales características de la ética aristotélica.

Aristóteles

Ética

Existen tres grandes obras sobre ética relacionadas con la figura de Aristóteles: la Ética a Nicómaco, que consta de diez libros; la Ética a Eudemo, que consta de cuatro libros, y la Magna Moralia (Gran ética), de la cual todavía se duda si fue escrita por él o por un recopilador posterior.

Según el filósofo, toda actividad humana tiende hacia algún bien. Así, se da un teleologismo, identificando el fin con el bien. La ética de Aristóteles es una ética de bienes porque él supone que cada vez que el hombre actúa lo hace en búsqueda de un determinado bien. El bien supremo es la felicidad (véase: eudemonismo), y la felicidad es la sabiduría (el desarrollo de las virtudes, en particular la razón).

  • Fin: La finalidad o motivo de una acción.
  • Fin Medio o Imperfecto: Es aquel fin que se quiere por otra cosa y no por sí mismo.
  • Fin Final o Perfecto: Es aquél fin que se quiere por sí mismo y no por otra cosa.
  • Felicidad o eudaimonía: Es el Bien Supremo del ser humano.

La actividad contemplativa es, en efecto, la más alta de todas, puesto que la inteligencia es lo más alto de cuanto hay en nosotros, y además, la más continua, porque contemplar podemos hacerlo con mayor continuidad que otra cosa cualquiera.

Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible un análisis preciso y completo de las cuestiones humanas, con lo que las «ciencias prácticas», como la política o la ética, se llamaban ciencias sólo por cortesía y analogía. Las limitaciones inherentes a las ciencias prácticas quedan aclaradas en los conceptos aristotélicos de naturaleza humana y autorrealización. La naturaleza humana implica, para todos, una capacidad para formar hábitos, pero los hábitos formados por un individuo en concreto dependen de la cultura y de las opciones personales repetidas de ese individuo. Todos los seres humanos anhelan la «felicidad», es decir, una realización activa y comprometida de sus capacidades innatas, aunque este objetivo puede ser alcanzado por muchos caminos.

La Ética a Nicómaco es un análisis de la relación del carácter y la inteligencia con la felicidad. Aristóteles distinguía dos tipos de «virtud» o excelencia humana: moral e intelectual. La virtud moral es una expresión del carácter, producto de los hábitos que reflejan opciones repetidas. Una virtud moral siempre es el punto medio entre dos extremos menos deseables. El valor, por ejemplo, es el punto intermedio entre la cobardía y la impetuosidad irreflexiva; la generosidad, por su parte, constituiría el punto intermedio entre el derroche y la tacañería. Las virtudes intelectuales, sin embargo, no están sujetas a estas doctrinas de punto intermedio. La ética aristotélica es una ética elitista: para él, la plena excelencia sólo puede ser alcanzada por el varón adulto y maduro perteneciente a la clase alta y no por las mujeres, los niños, los «bárbaros» (literalmente, 'balbuceantes': no griegos) o «mecánicos» asalariados (trabajadores manuales, a los cuales negaba el derecho al voto).

Virtudes

Aristóteles sostuvo lo que hoy se llama una ética de virtudes. Según Aristóteles, las virtudes más importantes son las virtudes del alma, principalmente las se refieren a la parte racional del hombre. Aristóteles divide la parte racional en dos: el intelecto y la voluntad. Cuando el intelecto está bien dispuesto para aquello a lo que su naturaleza apunta, es decir para el conocimiento o posesión de la verdad, decimos que dicho intelecto es virtuoso y bueno. Las virtudes intelectuales perfeccionan al hombre en relación al conocimiento y la verdad y se adquieren mediante la instrucción. A través de las virtudes, el hombre domina su parte irracional.

Existen dos clases de virtudes: virtudes éticas y virtudes dianoéticas. Ambas expresan la excelencia del hombre y su consecución produce la felicidad, ya que ésta última es "la actividad del hombre conforme a la virtud".

Las virtudes éticas son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten, fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma (sensitiva) y regular las relaciones entre los hombres. Las virtudes éticas más importantes son: la fortaleza, la templanza, la justicia.

Las virtudes dianoéticas se corresponden con la parte racional del hombre, siendo, por ello, propias del intelecto (nous) o del pensamiento (nóesis). Su origen no es innato, sino que deben ser aprendidas a través de la educación o la enseñanza. Las principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la prudencia.

  • La templanza es el Punto medio entre el libertinaje y la insensibilidad. Consiste en la virtud de la moderación frente a los placeres y las penalidades.
  • La valentía es el punto medio entre el miedo y la temeridad.
  • La generosidad es el punto medio entre el uso y posesión de los bienes. La prodigalidad es su exceso y la avaricia su defecto.

Prudencia: el hombre prudente es aquel que puede reconocer el punto medio en cada situación. Cuando uno hace algo virtuoso, la acción es buena de por sí. La prudencia no es ni ciencia ni praxis, es una virtud.

La definición tradicional de justicia consiste en dar a cada uno lo que es debido. Según Aristóteles, existen dos clases de justicia:

  • La justicia distributiva, que consiste en distribuir las ventajas y desventajas que corresponden a cada miembro de una sociedad, según su mérito.
  • La justicia conmutativa, que restaura la igualdad perdida, dañada o violada, a través de una retribución o reparación regulada por un contrato.


domingo, 11 de julio de 2010

Más allá del principio del placer, capítulo V

Más allá del Principio del Placer. Capítulo V

Si el capítulo anterior puso el acento en la protección antiestímulo y su ruptura, este arranca señalando la falta de protección antiestímulo para los estímulos internos, los que rigen las sensaciones de placer y displacer. De nada sirve escaparse de uno mismo, como cantaba Moris hace ya demasiados años, y esto no dejará de ser algo grávido de consecuencias para la economía del psiquismo. Se puede producir, desde los estímulos internos una “perturbación económica equiparable a las neurosis traumáticas”.

Acá Freud llama a las pulsiones “las fuentes más proficuas (¡Dios mío este Etcheverry, de dónde saca esas palabras horribles y poco apropiadas, López Ballesteros traduce con precisión y elegancia “ricas”) de excitación interna.

O sea que a partir de aquí, notémoslo, recién de aquí, capítulo V, se empieza a centrar el desarrollo en el tema de las pulsiones.

Y entonces Freud entra en unas especulaciones extremadamente contradictorias, al punto que creo que hay que abandonar cualquier expectativa de que llegar a un planteo coherente. Como Freud concibe la tarea del más allá del principio del placer como una tarea de dominio, tan cara al yo, obviamente la atribuye a los “estratos superiores del aparato anímico”. O sea que lo más pulsional que se pueda pensar estaría a cargo del yo. Y si además eso pulsional se plantea como la tarea de ligar/dominar, es claro que se aproxima demasiado al viejo asunto del pasaje del principio del placer al principio de realidad. Se puede leer sin forzar lo más mínimo que está planteando que para establecer el “imperio irrestricto del principio del placer”, este principio tiene que desaparecer. ¡Un lío!

Merece comentario aparte el párrafo en el que vuelve sobre la transferencia: “En el analizado, en cambio, resulta claro que su compulsión a repetir en la transferencia los episodios del período infantil de su vida se sitúa, en todos los sentidos, más allá del principio del placer”. Cabría pensar si no sería que Freud no llegaba a captar, a concebir, qué tipo de satisfacción trataba de realizarse en esas repeticiones. “El enfermo se comporta en esto de una manera completamente infantil…”. No puedo dejar de evocar aquí todos los testimonios que tenemos en la correspondencia de Freud con Ferenczi de cómo Freud lo ubicaba todo el tiempo en un lugar infantil, en relación al cual, por supuesto, a Freud le quedaba el lugar del adulto. “…y así nos enseña que las huellas mnémicas reprimidas de sus vivencias del tiempo primordial no subsisten en su interior en el estado ligado, y aún en cierta medida, son insusceptibles del proceso secundario”. ¿Pero qué, sería concebible que toda la energía del aparato anímico sea energía ligada? ¿Sería acaso deseable? Con la sinceridad que lo caracteriza Freud se da cuenta de que se produce un problema en relación al fin del análisis, al “desasimiento completo del enfermo”, pero ni por chiste se le ocurre que quizá él forme parte de ese problema. Todo lo atribuye con carácter exclusivo al “enfermo”.

Y aquí, exactamente a continuación del párrafo en el que habla de los problemas con los que se encuentra en la clínica, se produce un salto, un verdadero salto porque si lo leen claramente van a ver que no hay nada, nada que justifique desde la lógica del texto este salto, que lo lleva a esta conclusión que nada de lo que venía planteando hubiese permitido prever: “Una pulsión sería entonces un esfuerzo, inherente a lo orgánico vivo, de reproducción de un estado anterior que lo vivo debió resignar bajo el influjo de fuerzas perturbadoras externas”.

Freud ahora encuentra en la pulsión la “naturaleza conservadora de la vivo”. Yo propongo que es su propia naturaleza conservadora la que está proyectando en la pulsión.

Encontré una puntuación muy interesante en la Jones, en su biografía de Freud: “Esta presentación de las cosas igualaba la tendencia a la repetición con la de volver a una etapa previa, cosa que está muy lejos de ser evidente. Por el contrario, tal como Lichtenstein lo ha destacado decididamente, lejos de ser iguales, son por naturaleza diametralmente opuestas. La compulsión de repetición tiene como resultado no variar nada. La misma cosa se repite una y otra vez. El restaurar un estado anterior de cosas es un movimiento y lo es de índole regresiva, que cambia el actual estado por otro, que es previo en el tiempo. Implica una aceptación de la noción de tiempo, mientras que la compulsión de repetición, tal como lo ha señalado Lichtenstein, implica –cosa interesante- más bien la negación del tiempo o el cambio y tal vez tiene precisamente ese sentido.” (Jones, III, 291)

Más allá del principio del placer, capítulo IV

Más allá del Principio del Placer. Capítulo IV

A partir de consideraciones tópicas (Lacan las hubiese llamado topológicas) apunta a plantear una tarea del aparato anímico que es anterior e independiente de la instauración del principio del placer. O también podemos decir que apunta a diferenciar la instauración del principio del placer del funcionamiento del principio mismo, ya que la instauración, es lógico, no puede responder a dicho principio.

En esta senda las consideraciones tópicas apuntan a establecer una definición del trauma como ruptura de la protección antiestímulo, y al sueño traumático como modelo de un proceso anímico más allá del principio del placer.

Es evidente que partir del modelo de una “vesícula indiferenciada”, del modelo biológico del organismo vivo, no dejará de tener consecuencias por el impulso que le da a la especulación y por lo que deja de lado, principalmente considerar la implicación del lenguaje para la subjetividad. Pero ¿qué es esta vesícula indiferenciada en la que Freud se detiene tanto? Voy a arriesgar mi propia hipótesis: es Freud mismo, o por lo menos una de las imágenes en las que se representa.

Parece que los deseos más arraigados de la vesícula freudiana fueran defenderse y preservarse, y el mundo exterior es planteado ante todo como hostil, peligroso. Sólo pequeñas muestras del mundo exterior, esta vesícula no tiene avidez de un gran banquete. Sólo lo necesario para defenderse y preservarse.

En las consideraciones que hace Freud acerca de las neurosis traumáticas no incluye (claro, si se parte de un marco de referencia biológico eso se excluye) los efectos traumáticos de la ruptura del sentido. Él habla de la ruptura de la protección antiestímulo. Es cierto que el sentido funciona, decididamente, como una protección.



martes, 29 de junio de 2010

Entrevista a Beatriz Preciado


ENTREVISTA: ENTREVISTA Beatriz Preciado
"La sexualidad es como las lenguas. Todos podemos aprender varias"

LUZ SÁNCHEZ-MELLADO 13/06/2010

No es hombre, ni mujer, ni heterosexual, ni homosexual, ni transexual, dice. Brillante filósofa y ensayista, relata su viaje de niña bien de Burgos a icono del movimiento transgénero.

“follamos fuera de vuestras restricciones. Un placer que no conoceréis”

“la testosterona te pone a mil. si fuera libre, sería el viagra para mujeres”

“hay que dar armas a las mujeres, puesto que los hombres están armados”

Se mueve por el Centro Pompidou de París como Pedro por su casa. El escenario le va al pelo. Alta, andrógina, alternativa. Experimental. Preciado no tiene reparo, como el edificio del museo, en exhibir sus interioridades para explicarse a sí misma y al mundo. Autora de Manifiesto contrasexual (editorial Opera Prima) -una especie de biblia del movimiento transgénero o queer- y de Testo yonqui (Espasa) -donde explica los efectos que provoca la autoadministración de testosterona en su vida sexual-, esta burgalesa de 39 años vive como piensa y piensa cómo vive. En constante revolución contra las normas que determinan políticamente el sexo, el género, los modos de buscar y obtener placer. Filósofa, activista alternativa y profesora de la Universidad París VIII, acaba de quedar finalista del Premio Anagrama de Ensayo con Pornotopía, un ensayo sobre el imperio Play Boy.

Cuando tenía nueve años, alguien telefoneó a su madre y dijo: "Su hija es marimacho". ¿Sufrió de niña?

Iba a un colegio de monjas, pero nunca tuve problema por ser distinta. Cuando me decían qué quería ser de mayor, respondía: hombre. Me veía como hombre porque ellos tenían acceso a las cosas que quería hacer: astronauta o médico. Nunca lo viví como vergonzoso ni traumático, era algo a lo que creía tener derecho. De cría, hasta tenía una hucha para hacerme un cambio de sexo.

¿Qué referentes tenía en esa época: Burgos, primeros ochenta?

Ninguno. Yo me movía en un mundo en el que el referente era la parroquia, imagínate.

Entonces, ¿se guió por instinto?

De niña, sí. El instituto fue fundamental. Simona, una maestra con un hijo autista, reclutó a niños con problemas y creó una clase. El grupo G. Autistas, superdotados, raros. Ocho marcianos feos y atroces. Terribles, pero mimados. Adoraba a mis profesores, eran muy abiertos para como era yo.

De aquella llamada a hoy, ¿cómo llevan sus padres su activismo sexual?

Fue traumático y lo sigue siendo. Mi padre era un empresario respetable. Mi madre, costurera de novias. Soy hija única. Imagino que esperaban otra cosa de mí. Son religiosos y de derechas como se es de derechas en Burgos, de forma irreflexiva, porque toca. En ese contexto fui rebelde, pero no porque me lo propusiera, sino porque cada cosa que hacía escandalizaba. Yo era un ovni, sí, pero no lo viví como algo que ocultar.

¿De dónde sale su rebeldía, si no sufre por ser como es?

Lo más duro para mí es ver cómo la gente se deja reprimir.

Entonces ¿es una rebeldía solidaria?

Siempre ha tenido algo político. Daba charlas a los niños para decirles: hagamos esto, organicémonos. Yo no me dejé reprimir, pero sí han sido dolorosas las rupturas con mis amigos o mi familia cuando no aceptan lo que para mí es natural. Con mis padres ha sido una larga pedagogía. Mi carácter no es el más tolerante. Ahora pienso: os tolero en vuestra manera de ser, qué voy a hacer. Pero entonces fue muy intenso. Con 16 años fui con el grupo G a Filadelfia y volví con la idea de hacer filosofía política.

¿Qué le atrae a una adolescente de la investigación filosófica?

Yo era muy de ciencias, quería hacer biología genética. Pero en bachillerato me di cuenta de que las cuestiones a las que quería responder no iba a resolverlas con la biología, y que ese otro lugar era la filosofía.

Usa conceptos como 'biohombre', 'biomujer', 'biopolítica'; la biología está en su obra.

Sí, me interesa la vida, pero en su dimensión somática, carnal, corporal.

También habla de arquitectura, de la ciudad como organismo.

Quizá el origen de todo sea el cuerpo, pero no como organismo natural, sino como artificio, como arquitectura, como construcción social y política. Eso que siempre imaginamos como biológico -la división entre hombre y mujer, masculino y femenino- y que es una construcción social. Me interesa la dimensión técnica de eso que parece natural.

Hablamos de género en Occidente en 2010. Pero pensemos en un niño que nace en Malí, ¿su sexo y su género también es artificio biopolítico?

Claro, fíjate en las distinciones que estableces. Para indicar naturaleza, piensas en África, como si aquí estuviera la tecnología y el artificio, y en África, la naturaleza. Estas distinciones funcionan para lo masculino y lo femenino. Lo masculino como técnica, construcción, cultura. Lo femenino como naturaleza, reproducción. Lo que es construido es esa distinción naturaleza/cultura que no existe, que es ficticia.

¿Los cromosomas XX y XY no significan nada?

Son un modelo teórico que aparece en el siglo XX para intentar entender una estructura biológica, punto.

Sostiene que la sexualidad es plástica. Que no es una constante en la vida, ni siquiera en el día. ¿Esa es la esencia de su teoría?

En parte sí, en el sentido de que la sexualidad, que es de forma más amplia la subjetividad, y en la que entra la identidad y la orientación sexual, los modos de desear, los modos de obtener placer, son plásticos. Y precisamente por eso están sometidos a regulación política. Si fueran naturales y determinados de una vez por todas, no la habría.

Por regulación se refiere a que se determine que se es hombre o mujer en el DNI, y a ello correspondan X derechos, X deberes, X roles.

Exacto. Hay un enorme trabajo social para modular, controlar, fijar esa plasticidad. Y no sólo política, también psicológicamente. Cada individuo es una instancia de vigilancia suprema sobre su propia plasticidad sexual. Cuando preguntabas de dónde viene mi rebelión, es de ahí. Cómo es posible que no estemos en revuelta constante, que esto no sea la revolución.

¿Por qué tendría yo, mujer, heterosexual, casada, madre de dos hijas y moderadamente conforme con su vida, que rebelarme?

Deberías estar en rebelión porque hay un cierre, una clausura de tu identidad que impide cualquier otra posibilidad. Desde el momento en que dices: yo, biomujer, casada, madre...

Ya me estoy perdiendo cosas.

Efectivamente. Declararse heterosexual también supone un conjunto de arreglos posibles, pero suponen una coreografía tan estrecha que lo que me parece terrible es que se acepte como inamovible. No creo en la identidad sexual, me parece una ficción. Un fantasma en el que uno se puede instalar y vivir confortablemente.

Y feliz.

Por supuesto. Pero es que ese es precisamente el éxito de la biopolítica.

Que nos comemos el 'soma' y encima contentos.

Totalmente. Cuando hablamos de biopolítica, estamos hablando del control externo e interno de las estructuras de la subjetividad y la producción de placer. Me defino como transgénero, pero he salido con biohombres, con biomujeres, con trans Y te puedo decir que cuando eres biomujer, asignada socialmente como mujer, y sales con un biohombre, asignado como hombre, experimentas una reorganización de tu campo social. De repente, tu familia está contenta. Es un sistema de comunicación complejo, en el que emites signos que son descodificados: estoy de acuerdo con el sistema de producción, y voy a reproducir la nación tal como la conoces.

Aunque seas infiel, o seas un gay en el armario.

Claro, la máquina de control eres tú, y lo interesante es la forma de desactivarla. Por eso me interesa escribir, dar clases, el activismo. Hay posibilidad de rebelión en cualquier parte.

¿Ese activismo es una postura intelectual, o le sale de las tripas?

Pero ¿qué son mis tripas? Volvemos a la misma diferencia. Yo nací con una deformación de mandíbula. Durante años no tuve fotografías personales, sólo médicas. En casa no hacíamos fotos porque yo era deforme. Desde los siete años tengo ritualmente encuentros con el sistema médico. A los 18 me hacen una operación funcional, pero también estética. Era necesaria, pero tampoco tuve opción de decir no al aparato médico. Tenía una cara atroz, de caballo, y en cuanto salí, todos me dijeron que estaba fantástica. Viví esa operación como un cambio de sexo en el sentido de que era un cambio de identidad.

¿Porque la devolvió al redil de la 'normalidad'?

Sí, fue un modo de normalizar mi cara. A partir de ahí empiezo a distanciarme de todo eso de qué eres tú naturalmente, o qué son tus tripas, o que la cara es el espejo del alma. Mi cara no es el espejo del alma, es el espejo de la medicina plástica de la España de los ochenta.

Parece que su rebeldía sí tiene algunas semillas.

Algo hay. Cuando salí de la operación, me gasté el dinero ahorrado para cambiar de sexo en viajar. Me di cuenta de que mi imagen y la que los otros veían no coincidían ni coincidirían nunca. Es como la anorexia. Yo aún le pregunto a mi novia si me ha crecido hoy la mandíbula. Por eso veo el cuerpo como arquitectura, como relación con las instituciones médicas, jurídicas y políticas.

Leyendo su obra, su vida parece una batalla constante contra la norma. ¿Por qué no se relaja?

Yo me veo relajadísima, mucho más que los otros. Lo que observo en la gente es una tensión aunque sea inconsciente por adecuarse a lo que se supone que es femenino, masculino, a la heterosexualidad o la homosexualidad. Yo también he experimentado la presión homosexual al decir que no soy un tío ni una tía. En la homosexualidad hay restricciones, reglas precisas. La tensión está ahí, la revolución es otra cosa.

¿Su estado natural?

No [ríe], ya me gustaría. Hay veces que no puedo evitar decir: cero solidaridad con el género humano y su cultura de la guerra.

¿Por qué esa desesperanza?

Hay una teórica queer americana, Sedwick, que decía que la revolución es un modo de salir de la depresión política. Es como si viviéramos en estado de patología, veo una gran depresión colectiva cuyos signos son el consumo aberrante, la producción de desigualdades, lanormalización excesiva, la sobrevigilancia, la cultura de la guerra.

¿Lo que llama 'régimen farmacopornográfico' es un nuevo fascismo basado en el sexo?

No, el fascismo no es depresivo, sino histriónico, mientras que el momento farmacopornográfico es de sobreadicción, sobreconsumo, destrucción. Como si nos hubiéramos dado colectivamente las condiciones de nuestra propia destrucción y estuviéramos de acuerdo. Y digo esto consciente de que puedo parecer un padre jesuita.

¿Pero esta no es una cultura hedonista?

No. El hecho de que lo que mueve la cultura sea el placer no quiere decir que el fin sea hedonista. El objetivo es la producción, el consumo y, en último término, la destrucción. El reto de lo que debería ser una izquierda para el siglo XXI es tomar conciencia de ese estado de depresión colectivo, a diferencia de la derecha, que vive en la euforia del consumo, de la producción de desigualdades, de la destrucción. La izquierda tiene que decir: mierda, la estamos cagando, y eso tiene que llevar a un despertar revolucionario. Y creo que eso puede venir de esos que hemos apartado a los márgenes de lo político: los gays, las lesbianas, los yonquis, las putas. Ahí hay modos de producción estratégicos para la cultura y la economía, y ahí se están produciendo soluciones.

¿Y qué aportan esos 'detritus del sistema', como usted los llama?

Inventan nuevas formas de relación personal y política que se salen de una coordenada que engancha con las políticas coloniales del siglo XV y que tienen que ver con la familia, la nación, la raza. Esa línea se ha agotado, hay que abrirse a lo no familiar, no nacional, no racial, no generizado.

¿Es consciente de la difícil comprensión y 'venta' de ese modelo?

No aspiro a venderlo. Y no es tan difícil. En mis charlas siento que lo del estado depresivo conecta. Pese a la enorme complejidad del mundo contemporáneo, veo una terrible reducción a lo de siempre.

Es gracioso el pasaje de 'Testo yonqui' cuando vuelve a Burgos y ve a sus ex novietas del cole paseando por el Espolón con sus niños y sus mechas perfectas.

Las respeto y las adoro. Sobre todo porque sé que detrás de las mechas y los niños siguen resistiendo, están vivas.

Se define como una terrorista, una guerrillera.

Así me ven los otros. Yo hacía mis cosas, todos decían: que paren esa revolución, y yo no comprendía que la revolución era yo. Disfruto de la inteligencia colectiva. Mi primera Gay Parade en Nueva York fue el mayor subidón de éxtasis vital de mi vida. Éramos 3.000 bolleras por la calle, ese espacio que nos tenían prohibido. Fue darme cuenta de que otro mundo es posible, de que la realidad puede cambiar, eso me fascina.

Los transexuales claman por entrar en los protocolos de reasignación de sexo. Sin embargo, usted deplora que estén regulados por el Estado.

Hay una multiplicidad de maneras de ser transexual. He estado en asociaciones de lesbianas radicales y, en tres años, la mitad habían cambiado de sexo. Desconfío de los dogmas acerca de la identidad sexual, porque he visto todo y su contrario. Los protocolos son un modo de normalizar la plasticidad sexual. España es una especie de gallifante de Turquía y Suecia. Hay una base biopolítica cuyos emblemas son el género, la heterosexualidad, la familia, la raza y la nación. Pero también un régimen farmacopornográfico en el que el sexo es objeto de consumo y producción. La colisión de esos dos regímenes lleva a una situación delirante, en la que puedes acceder a operaciones de cambio de sexo, pero sólo con las condiciones exigidas para normalizarte.

En 'Testo yonqui', usted es el objeto de su investigación. ¿No le da pudor esa exposición?

No, y eso que me eduqué con monjas y estudie filosofía en Comillas con los jesuitas. Los adoré, estaban metidos hasta el fondo en el marxismo y la teoría de la liberación. Son fantásticos. Sigo teniendo relación con Juan Masiá, un filósofo al que excomulgaron por decir que el condón es de sentido común. Nos intercambiamos obras.

¿En serio? ¿Y qué comenta un jesuita de sus prácticas sexuales en 'Testo yonqui'?

Nada [ríe]. Pero no hace falta, sé que me aprecia y nos queremos mucho.

Me refería a si no le da pudor exponer su sexualidad.

Al contrario: mi sexualidad ha sido siempre invisible. Lo que era visible es el estereotipo que la gente tiene sobre la sexualidad lesbiana o trans. Entonces no lo veo como una forma de exposición impudorosa, sino como un modo de producción de visibilidad. Hay un elemento de propaganda. Una amiga, Itziar Ziga, ha escrito un libro, Devenir perra, en el que dice: nosotros follamos más y mejor. Follamos fuera de vuestras restricciones normativas y eso es un placer que nunca conoceréis. Y si os tienta saberlo, wellcome to the revolution.

¿Ese sería el orgullo 'queer': follamos más y follamos mejor?

Sí, y quizá vivimos en otro mundo. En otro mundo que existe y que esta aquí, justo al lado.

Usted es una celebridad en los círculos 'queer', da clases en la Universidad París VIII, pero es desconocida en España. ¿Se ve de profesora en la Complutense?

En España hay instituciones casi feudales. Y dentro de ellas, en un caos extraordinario, suceden cosas paradójicas. En cualquier universidad hay elementos revolucionarios, puntos de resistencia. La revolución no está en otro lado, está aquí, y en la Complutense también.

A ver si la nombran hija predilecta de Burgos.

[Risas]. Ahora, con lo del premio, mi madre dice: qué bien, hija, sales en el periódico, pero tienen la mala idea de sacarte con bigote. No sabe que mi gran orgullo mediático es la portada de la revista transgénero americana.

Desde fuera, lo suyo puede parecer un espectáculo provocativo.

Sí, siempre existe ese riesgo de apariencia estrambótica y consumo morboso, pero hay vida más allá del mundo normalizado.

Para escribir 'Testo yonqui' se administró testosterona en gel casi un año. ¿Sigue 'poniéndose', ya que en el libro se declara 'adicta'?

Ocasionalmente. Respecto a otras adicciones que conozco, la de la testosterona es llevable. Lo veo como una posibilidad y no una necesidad. Para mí, el cambio del sexo no es el paso del muro de Berlín; algo de esa frontera política tiene, pero yo lo veo como un espacio de prácticas del cuerpo.

¿Qué obtiene de la testosterona? Algo le sacará.

Es una droga sexual. Si fuera de venta libre, sería el Viagra para biomujeres. Te pone a mil. Pero empecé a tomarla por un elemento de experimentación, de transgresión, casi una orgía hormonal.

Qué le sugiere a usted, que se declara más allá de lo masculino y femenino, la expresión 'violencia de género'.

Creo que cuando se dice violencia machista no se incide tanto en las prácticas de discriminación como en la masculinidad. Como si la masculinidad fuera una violencia en sí misma y que se ejerce contra las mujeres. Se pasa por alto toda una serie de prácticas violentas transversales. Hay violencia dentro de la homosexualidad, de la transexualidad. Creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad, tal y como las conocemos, producen violencia. Si cambiáramos los modos de educación en la infancia, quizá modificaríamos lo que llamamos violencia de género. Siempre pensamos que las niñas pueden defenderse y no agredir. Seamos honestos: en una cultura de la guerra, no equipar técnica y prácticamente a un conjunto de la sociedad para ser capaz de acceder a técnicas de agresión cuando sea necesario es discriminatorio.

¿Propone enseñar a las niñas no defensa personal, sino ataque personal?

Exacto.

Menudo titular me acaba de dar.

Busco alternativas radicales a la cultura de la guerra, y una es el acceso igualitario a las técnicas de la violencia. Toni Negri decía: hay que darle armas al pueblo, puesto que el Estado está armado. Yo diría: hay que darles armas a las mujeres, puesto que los hombres están armados.

Le van a llover protestas.

Esto es una guerra fría: tú tienes armas, yo también.

En 'Testo yonqui' propone a las mujeres tomar testosterona. ¿Cree que así romperíamos el techo de cristal?

Eso es una fantasía de política ficción. La filosofía hace eso, produce ficciones que nos ayudan a modificar el modo en que vemos lo real. Pero nada impide que todas las mujeres tomen testosterona y mañana sean hombres. La posibilidad es tan simple que tiene que haber medidas de restricción para evitarlo. Mi proyecto político es más serio y lúdico a la vez. Imagínate qué mundo lleno de tíos peludos. La estructura de dominación está tan anclada que claro que hay techo de cristal. Pero también represión del lado masculino. Ellos tampoco están bien.

¿La famosa crisis del hombre moderno?

Si algo está en crisis es la masculinidad. Desde el feminismo ha habido un trabajo crítico, pero del lado de los tíos, nada. Por eso me asombra que ellos no se rebelen y digan: quiero enseñar mis piernas estupendas sin celulitis.

Los hombres se depilan hoy más que las mujeres.

Uno de los cambios del régimen farmacopornografico es que el cuerpo masculino pasa a ser objeto de producción del mercado. Lo de la nueva masculinidad o la metrosexualidad no es más que eso. Ahí hay posibilidad de rebelión para los biotíos.

¿Es feliz?

Me considero afortunada/o. Cambio de género al hablar y escribir.

Y en varios idiomas ¿no se lía?

De hecho, la sexualidad es muy comparable a las lenguas. Aprender otra sexualidad es como aprender otra lengua. Y todo el mundo puede hablar las que quiera. Sólo hay que aprenderlas, igual que la sexualidad. Cualquiera puede aprender las prácticas de la heterosexualidad, de la homosexualidad, del masoquismo...

Hay negados para los idiomas.

Incluso ellos pueden chapurrear lesbiano o gay.

Hay una lengua madre, ¿también una sexualidad madre?

Hay una sexualidad que constituye tu suelo de adoctrinamiento. Aquella que has aprendido a reconocer como natural. Pero en cuanto aprendes una segunda lengua sabes que hay más, que incluso puedes abandonar la primera lengua que hablaste sin mayor problema. Yo he estado años sin hablar español y lo hago bien, ¿no?.

'Farmacopornografía'

Beatriz Preciado

(Burgos, 1970) cree que el sexo mueve el mundo. Nada muy original, si no fuera porque ha elaborado toda una teoría filosófica según la cual la búsqueda del placer es hoy, superado el capitalismo industrial, el objeto básico de producción y el valor de cambio en el mercado. Lo llama 'régimen farmacopornográfico'.

Discípula de los filósofos Michel Foucault y Jacques Derrida, se declara tránsgenero. Una denominación que supera las distinciones entre hombre y mujer; homosexual y heterosexual; intersexual y transexual. Todas las clasificaciones le quedan "estrechas". Prefiere el calificativo queer (maricón, bollera), un insulto que algunas minorías sexuales adoptan como suyo para reafirmar su diferencia. Profesora de Técnicas del Cuerpo en París, vive allí con su novia, la escritora y directora de cine francesa Virginie Despentes.

lunes, 28 de junio de 2010

Oir pimienta

tus pupilas gustativas
trazaron el mapa
de mi geografía erótica
de mi cuerpo erógeno
asi el gusto se sensibilizó a la luz
y la luz proceso sabores
y la piel oyó
y los sonidos sintieron
y los rios fueron desiertos
y los mares fueron oasis
y las montañas cráteres
y los colores
acidos
amargos
dulces
salados
 
por iynk

domingo, 27 de junio de 2010

Un texto de Beatriz Preciado


Mujercitas, el coraje de las madres, la píldora, cóctel hipercargado de estrógenos y progesterona, el honor de las vírgenes; La bella durmiente, la bulimia, el deseo de un hijo, la vergüenza de la desfloración; La sirenita, el silencio frente a la violación; Cenicienta; la inmoralidad última del aborto, los pastelitos, saber hacer una buena mamada, el Lexomil, la vergüenza de no haberlo hecho todavía; Lo que el viento se llevó, decir no cuando quieres decir sí, quedarse en casa, tener las manos pequeñas, los zapatitos de Audrey Hepburn, la codeína, el cuidado del cabello, la moda, decír sí cuando quieres decir no, la anorexia, el secreto de saber que quien te gusta realmente es tu amiga, el miedo a envejecer, la necesidad constante de estar a dieta, el imperativo de la belleza, la cleptomanía, la compasión, la cocina, la sensualidad desesperada de Marilyn Monroe, la manicura, no hacer ruido al pasar, no hacer ruido al comer, no hacer
ruido, el algodón inmaculado y cancerígeno del Tampax, la certitud de la maternidad como lazo natural, no saber gritar, no saber pegar, no saber matar, no saber mucho de casi nada o saber mucho de todo pero no poder afirmarlo, saber esperear, la elegancia discreta de Lady Di, el Prozac, el miedo de ser una perra calentona, el Valium, la necesidad del string, saber contenerse, dejarse dar po culo cuando hace falta, resignarse, la depilación justa del pubis, la depresión, la seda, las bosiltas de lavanda que huelen bien, la sonrisa, la momificación en vida del rostro liso de la juventud, el amor antes que el sexo, el cáncer de mama, ser una mantenida, que tu marido te deje por otra más joven...

domingo, 20 de junio de 2010

sábado, 19 de junio de 2010


Camilo Blajaquis es el seudónimo de César González. Tiene veinte años y estuvo cinco en el Instituto Correccional de Menores Agote, cumpliendo una condena por secuestro extorsivo. En el Instituto descubrió que era poeta, y eso, por supuesto, lo salvó. Comparto este poema que tiene intuiciones preciosas para cuando hablemos de lo real lacaniano.

DIFERENCIAS INVISIBLES

La realidad es que estoy preso en una cárcel.
Lo real es que soy libre, demasiado libre.

La realidad dice que hay inseguridad.
Lo real grita que la violencia es consecuencia
de la exclusión, de la marginación, de mentir.

La realidad es que nos quejamos de que todo es una mierda.
Lo real es que somos la especie más fácil de domar.

La realidad vive sometida a cirugías plásticas.
Lo real es eso que no puede ocultar ningún maquillaje.

La realidad puede comprarse... o venderse.
Lo real no tiene precio, vive en un mundo donde el dinero no vale.

La realidad tiene un Dios, tiene leyes, trabajo y vacaciones.
Lo real quisiera rebelarse pero la realidad lo metería preso.

La realidad tiene responsabilidades, horarios y un estado.
Lo real tiene un corazón, sentimientos y manos que dibujan.

mi humilde contribucion a las imagenes que tienen y no tiene nada que ver


lunes, 14 de junio de 2010

Amontonados pasivos


Ya llegarán las fotos de Vanesa. Mientras tanto, el primer envío de una serie de textos que no vienen al caso.

AMONTONADOS PASIVOS

Caminás por la playa mientras empieza a anochecer. A tu izquierda, el sol, con el volumen de una yema de huevo, tiende a esconderse debajo del mar. Es el día del año que anuncia la llegada de verano, cuando se ve cara a cara con la luna que aparece del exacto lado opuesto. Se trata de un asunto histérico entre ellos dos. Algo quiere decir la luna cuando se enciende con definición milimétrica. Se distinguen sus montañas internas, eso que dicen que son los mares, unos azules raros. ¿Qué pueden haber pensado los primeros en habitar este mundo cuando vieron en el cielo un aparato luminoso que aparecía cada día y ese fantasma tímido que sólo mostraba la cara cuando todo estaba oscuro? Se lo ve cada día en otro lugar del cielo, mostrando sólo partes de su cuerpo y con una intensidad de variables inciertas. Pero con el tiempo es darse cuenta de que en algún momento se desnuda, como si se sacara el sobretodo y exhibiera su show por un par de horas.

Somos simples espectadores de un fenómeno que nos excede. Caminamos en línea recta pero las cosas suceden arriba nuestro. No nos queda otra que pasarla lo mejor posible en donde nos mandaron. Nos conviene creer que somos la única posibilidad de vida. La variante física de la existencia, la necesidad de comprobarlo. En el medio crecemos y progresamos como si se tratase de una misión, sin saber bien a quién debemos reportársela, con la soberbia de creer que no tenemos límites, y quizá tengamos razón. La presunción de que las cosas no existían hasta que nosotros –o alguno de nosotros, ya que la mayoría somos amontonados pasivos que consumimos las genialidades de otros- las descubrimos. Como si no se tratase todo de una infinita combinación de los elementos que ya estaban disponibles.

Acaso la mayor virtud humana sea la rapidez con la que decodificó la información fundamental. Para que gente más despierta o que haya aprendido a través del estudio, las pistas pueden haber sido demasiado evidentes. Pero de sólo pensarme a mí en épocas en la que no existía el concepto de confort, no habría sobrevivido más de 20 años. Mi mente ha sido diseñada para la mullidez de las facilidades. En ese sentido, el salto cualitativo de la humanidad para adormecerse y seguir subsistiendo fue haber desarrollado un sistema para potenciar el acceso a la comodidad. Las mentes estarán más inquietas y confundidas que nunca, pero sus estándares funcionan con la placidez de una hamaca paraguaya.

La angustia que genera el exceso de información es la imposibilidad de purga. No hay posibilidad física de desplegar todo lo que sabemos y la mayoría de lo que tenemos son conocimientos inútiles. Se trata entonces de intentar encontrar la luz de esa tangente que conecte nuestros pensamientos con lo que ocurre en la realidad y en el tiempo en el que vivimos. Vivimos en base a protocolos temporales y espaciales contra los que combatimos inconscientemente mientras dura nuestra vida, como si nuestra programación nos obligase a una existencia incómoda. Algo nos hace sentir ajenos, que esto no es nuestro, somos material descartable. Tal vez la angustia tenga que ver con eso. En el medio, están la música y el whisky una noche de verano en la playa.