sábado, 19 de junio de 2010


Camilo Blajaquis es el seudónimo de César González. Tiene veinte años y estuvo cinco en el Instituto Correccional de Menores Agote, cumpliendo una condena por secuestro extorsivo. En el Instituto descubrió que era poeta, y eso, por supuesto, lo salvó. Comparto este poema que tiene intuiciones preciosas para cuando hablemos de lo real lacaniano.

DIFERENCIAS INVISIBLES

La realidad es que estoy preso en una cárcel.
Lo real es que soy libre, demasiado libre.

La realidad dice que hay inseguridad.
Lo real grita que la violencia es consecuencia
de la exclusión, de la marginación, de mentir.

La realidad es que nos quejamos de que todo es una mierda.
Lo real es que somos la especie más fácil de domar.

La realidad vive sometida a cirugías plásticas.
Lo real es eso que no puede ocultar ningún maquillaje.

La realidad puede comprarse... o venderse.
Lo real no tiene precio, vive en un mundo donde el dinero no vale.

La realidad tiene un Dios, tiene leyes, trabajo y vacaciones.
Lo real quisiera rebelarse pero la realidad lo metería preso.

La realidad tiene responsabilidades, horarios y un estado.
Lo real tiene un corazón, sentimientos y manos que dibujan.

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